La pared de la derecha tiene como motivo central una pareja de chicos andando en triciclo. La presencia de estos niños inmersos en esa acción indica que ése sector es el lugar de los juegos. Es el espacio dentro del dormitorio destinado al esparcimiento. Allí podría estar el cajón de los juguetes, la pizarra para dibujar y vaya uno a saber cuántas otras cosas divertidas. La pintura de estas figuras llevó su tiempo, básicamente porque más allá de su tamaño, está llena de detalles y muchos colores diferentes. Así que, mejor vayamos por parte.
Primero una base de rosa bien claro para la piel de la cara, las manos y las piernas. Después, subimos unos tonos y pasamos al naranja para las distintas zonas de la remera del nene.
Con la base color piel ya seca, le apliqué unos detalles en un rosa más oscuro. Por ejemplo, el rubor de las mejillas o la sombra entre los dedos de las manos, el cuello y las piernas.
A continuación pasé al vestido de la nena, en este caso en un lila con detalles de sombras, y luego, ya en la gama del celeste, pinté las partes metálicas del triciclo y el pantalón del nene. Siempre dentro de la misma gama de color, pero más tirando al violeta oscuro, pinté las ruedas del triciclo.
Con rojo oscuro, tirando a bordó, pinté la parte metálica de las ruedas, el asiento, y el resto de la estructura del vehículo. También usé ese color para el canastito. El asiento de la nena y el guardabarro delantero los pinté en amarillo y con naranja, marrón y negro hice la zapatilla del nene y el pedal. ¡Ah!, me olvidaba, el pelo lo pinté con una base de marrón, y luego, encima, le hice algunas vetas en negro y otras en ocre.
El toque final fueron los ojos, las cejas, la boca y la nariz de los nenes y algunos brillitos en blanco para iluminar un poco. Ya están listos para salir a pasear…
miércoles, 24 de febrero de 2010
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