Eso sí, adentro está lleno de lugares secretos, cajoncitos para guardar experiencias y una olla enorme repleta de chocolate caliente para los días de mucho frío.
sábado, 20 de febrero de 2010
La esquina del corazón
Hay partes de este mural que, si bien en términos “pictóricos” no son muy sorprendentes, cuentan sin embargo con un alto valor simbólico. Es el caso de la “casita del corazón”. Se trata de una casa-refugio suspendida en el aire (como esas que de niños construíamos en las ramas de los árboles) pero con forma de corazón. Tiene una puerta, una ventanita y una escalera. Se trata de un lugar en el que se esconden, se protegen o se guardan los sentimientos más delicados. Un lugar en el que Nehuén podrá depositar –a buen resguardo- sus más nobles sentimientos, sus anhelos (esos que seguramente va a ir juntando a lo largo de su vida) y, porqué no, sus amores inconfesables. No es un lugar pretencioso, ni se destaca por su vistosidad. Pero es bonito y acogedor. Pintarlo no demandó mucho trabajo. Una base de rojo-anaranjado (con algún detalle en amarillo para marcar el brillo), blanco en el marco de la ventana y rosa en el de la puerta. La escalera es marrón con brillitos en ocre claro.
Eso sí, adentro está lleno de lugares secretos, cajoncitos para guardar experiencias y una olla enorme repleta de chocolate caliente para los días de mucho frío.
Eso sí, adentro está lleno de lugares secretos, cajoncitos para guardar experiencias y una olla enorme repleta de chocolate caliente para los días de mucho frío.
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