sábado, 13 de febrero de 2010

El cielo, segunda parte

Como les conté en un post anterior, el cielo de este dibujo es todo celeste, salvo en el sector del rincón que forman la pared izquierda y la del frente (la que tiene una ventana). Allí va ubicada la cuna y por eso se me ocurrió que era un buen lugar para convertir el cielo diurno en cielo nocturno y estimular de ese modo el sueño de Nehuén. Por ende, en ese sector, el celeste debía dar paso a un azul cada vez más oscuro (ennegrecido) y para eso era necesario hacer un fundido entre los dos tonos.
Trabajar los fundidos con el acrílico, en la pared y en superficies tan grandes, es muy pero muy complicado. Casi les diría que es la mayor complicación que puede presentar este tipo de pintura. Esto se debe, básicamente, a que es una pintura que seca muy rápido y, por más que uno la diluya con agua, los colores no llegan a fundirse del todo.
Lo que hice fue preparar una base de azul con bastante negro. Empecé a pintar en la parte más alejada del celeste y, sobre la misma pared, a medida que iba llegando a la zona diurna, fui agregándole el celeste del cielo para aclarar el color de la noche. En fin, no obstante ello, creo que la transición entre el día y la noche no quedó tan mal. Imagino que luego, con las estrellas y la luna sobre el cielo, el conjunto va a quedar más atractivo.
Sin embargo, no está nada mal que se note esa especie de lucha por el espacio entre los tonos más oscuros y los más claros. Más tarde o más temprano, Nehuén tendrá que aprender que la vida, entre otras cosas es eso: una constante disputa entre la claridad del día y la oscuridad de la noche.

1 comentario:

  1. Estoy segura de que Nehuén ya advierte algún contraste entre lo agradable y el malestar que le ocasionan ciertas presencias o situaciones. Claro que es improbable, por ahora, que tenga conciencia de ese saber que ya posee.
    En todo caso, aprender el pasaje de la claridad a las sombras —y viceversa— a través de la pintura amorosa que estás haciendo, será bastante menos inquietante que descubrir la imperfección general del mundo creado por dios.

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