miércoles, 10 de febrero de 2010
¡Ultimo momento!
Lorena es una “amante-de-los-gatos” y, una vez terminado el dibujo en la pared, lo miró con mucho cuidado, hizo los comentarios favorables de rigor y, tras una larga pausa dijo: “¿Sabés lo que te faltó dibujar? La miré con el temor de quién sabe que está a punto de escuchar lo que jamás hubiera querido escuchar y, ya entregado, le respondí: ¿Qué?.... ¡Un gatito!, dijo ella con toda la impunidad de una madre primeriza. Así que, acorralado por el comentario-sugerencia, me puse a pensar “¿dónde diablos meto un gato en este dibujo?” ¿tendrá el coreano éste entre sus dibujos un gato para copiar?” Al final, lo resolví (creo) de la mejor manera. Como me había quedado con las ganas de hacer la versión con diseños de Liniers (ver La idea), aproveché la oportunidad y le chanté un lindo Fellini junto al lago, debajo del árbol. Es un gato negro (lo que quería Lorena), pero es más que eso. Será, sin dudas, un buen compañero de juegos y consejero de Nehuén. Y así, todos contentos…
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