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lunes, 22 de febrero de 2010

Una gata compañía

Entre las muchas sorpresas que me podía deparar la pintura del mural, juro que ésta es la que menos me esperaba (sobre todo porque quienes me conocen, saben que no suelo hacer buenas migas con los animales).
Resulta que en la casa de Nehuén hay tres gatos: uno es blanco, el otro es negro y el tercero manchado. ¿Cómo se llama este último? ¡Manchita! (y sí, no vamos andar derrochando originalidad en el nombre de un gato, ¿no?).
En rigor de verdad “Manchita” es una gata. Pues bien, lo cierto es que, aunque Manchita y yo nunca tuvimos un trato muy cercano, desde el primer día en que comencé a pintar el mural, la tipa se instaló en la habitación y sin decir ni miau, me hizo compañía durante todas estas jornadas de trabajo. Cuando yo llego, entra conmigo al dormitorio, se sube al sillón que hay allí y, desde ese lugar, mira cómo trabajo. Cada tanto me reclama un mimo, es cierto, pero no más que eso. En fin, ustedes dirán “es una estupidez”, pero qué quieren que les diga, que en medio de un trabajo de pintura se me instale en la sala una gata que se llama “manchita”,
a mí me parece otra de las geniales ironías del destino.
Vaya entonces con este post, mi humilde pero sentido homenaje al multicolorido felino por su atenta, paciente -y condescendiente- mirada sobre mi trabajo.

PD: Este post está especialmente dedicado a mis amigas Nora, Victoria y a sus dos "hijos".

miércoles, 10 de febrero de 2010

¡Ultimo momento!

Lorena es una “amante-de-los-gatos” y, una vez terminado el dibujo en la pared, lo miró con mucho cuidado, hizo los comentarios favorables de rigor y, tras una larga pausa dijo: “¿Sabés lo que te faltó dibujar? La miré con el temor de quién sabe que está a punto de escuchar lo que jamás hubiera querido escuchar y, ya entregado, le respondí: ¿Qué?.... ¡Un gatito!, dijo ella con toda la impunidad de una madre primeriza. Así que, acorralado por el comentario-sugerencia, me puse a pensar “¿dónde diablos meto un gato en este dibujo?” ¿tendrá el coreano éste entre sus dibujos un gato para copiar?” Al final, lo resolví (creo) de la mejor manera. Como me había quedado con las ganas de hacer la versión con diseños de Liniers (ver La idea), aproveché la oportunidad y le chanté un lindo Fellini junto al lago, debajo del árbol. Es un gato negro (lo que quería Lorena), pero es más que eso. Será, sin dudas, un buen compañero de juegos y consejero de Nehuén. Y así, todos contentos…