El niño mira por la ventana
y sus ojos gigantes se posan
sobre el verde del pasto,
intercambian un pestañeo infinito
con las flores silvestres
y se acomodan suavemente
en las esponjosas nubes
de un cielo inacabable.
El niño mira por la ventana
y descubre un mundo a estrenar,
lleno de colores, formas y texturas
a las que habrá de nombrar.
El niño mira por la ventana,
alza su mirada al firmamento
y recorre con el dedo cada una
de las minúsculas estrellas
que acompañan a la luna
en su viaje nocturno.
El niño gira el rostro hacia mi
y en sus ojos profundos
se revelan todos los secretos del universo.
Ahora yo puedo ver lo que ve el niño.
Él me devolvió la mirada.
PD: ¡Feliz segundo cumpleaños, Nehuén!
y sus ojos gigantes se posan
sobre el verde del pasto,
intercambian un pestañeo infinito
con las flores silvestres
y se acomodan suavemente
en las esponjosas nubes
de un cielo inacabable.
El niño mira por la ventana
y descubre un mundo a estrenar,
lleno de colores, formas y texturas
a las que habrá de nombrar.
El niño mira por la ventana,
alza su mirada al firmamento
y recorre con el dedo cada una
de las minúsculas estrellas
que acompañan a la luna
en su viaje nocturno.
El niño gira el rostro hacia mi
y en sus ojos profundos
se revelan todos los secretos del universo.
Ahora yo puedo ver lo que ve el niño.
Él me devolvió la mirada.
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