Concluido el trabajo, sólo queda una cosa más por agregar a este espacio: la opinión del destinatario del mural.
Preocupado por saber si había cumplido correctamente con las demandas y expectativas de Nehuén, una vez terminada la tarea le pedí que me diera su parecer sobre el resultado final.
Verborrágico –y sincero- como es, me ofreció una larga devolución en la que hizo marcado hincapié en aquellos aspectos que estaban bien pero podrían haber estado un poco mejor, y señaló, con gran generosidad, que de todos los murales pintados por tíos para sus sobrinos que él había visto en su vida, éste era el mejor.
Pero qué mejor que escuchar todo esto dicho con sus propias palabras. Aquí les dejo a modo de cierre de este blog, el testimonio directo del homenajeado.
PD: Aprovecho este último post para agradecer a todos los conocidos y desconocidos que visitaron y visitan este blog y a todos los que de una manera u otra me acompañaron en esta tarea. Un agradecimiento muy especial para la tía María por su amor inspirador, a los padres del niño por la confianza depositada, la mano de obra aportada y el infinito aguante, y a la abuela Mary por los mates, las charlas y los barquitos.
jueves, 29 de abril de 2010
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¡Felicitaciones!! Seguramente Nahuel disfrutará tanto del mural como del amor de su tío, que sin duda es enorme.
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