Aunque dejé registro en este blog de todas y cada una de las partes que integran el mural, ahora que ya está terminado, para despedirme quiero sumar la última imagen de este trabajo. Una vista “panorámica” de las cuatro paredes con el dibujo completo, en foto y en video.
Espero de todo corazón que Nehuén sea muy feliz en su dormitorio nuevo y que se apropie de cada trazo que le regalé. Ahora, el mural es parte de su universo personal. Y yo me siento feliz de compartir con él un pedacito de ese maravilloso mundo.
lunes, 26 de abril de 2010
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Hace alrededor de cien años, hubo una escritora inglesa que se llamó Virginia Woolf. Aunque se caracterizaron por una prosa esmerada e inteligente, sus libros no cambiaron la historia de la literatura. En cambio, ella misma, su carácter indomable, su respeto por la libertad personal, la conciencia de su papel como mujer intelectual, todo eso fue un legado valiosísimo a las generaciones futuras. Más de una vez, Virginia Woolf explicó que la posibilidad de su escritura se la brindó el hecho de haber tenido un cuarto propio. Ese espacio íntimo, apartado del resto del mundo, en el que sucede sólo lo que la o el dueño desea que suceda. Estoy segura de que en su nueva habitación, Nehuén se sentirá acompañado y podrá cumplir las aventuras que le trace su propia imaginación.
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